SOLEDAD INFANTIL TRAS EL DIVORCIO


                                                   

                              ¿SUFREN LOS HIJOS EN UN DIVORCIO?


He querido hacer un post sobre este tema porque me parece una cuestión importante y que es poco comentada. Se trata de la soledad infantil tras la ruptura conyugal. Según una encuesta publicada por la US y la UP Comillas, uno de cada cuatro niños de entre seis y catorce años, se sienten solos en su casa. El 27% de ellos está sólo toda la tarde, el 3% sin la presencia de los padres. 580.000 niños, pasa toda la tarde viendo la televisión durante la semana. La encuesta también señala, que los niños de padres divorciados, tienen más riesgo de sentir aislamiento, soledad, incomunicación con los padres y violencia en el colegio.



Estos datos, muestran una evidencia y es la incompatibilidad horaria entre los trabajos de los padres y los horarios académicos de los hijos. La insuficiencia y poco efecto de las políticas de conciliación de vida laboral y familiar y una necesidad de respuestas efectivas.
El catedrático de psicología evolutiva, Josetxu Linaza, dice muy acertadamente: "La estructura social ha cambiado. Las familias son más pequeñas y los niños urbanos rara vez bajan a jugar a la calle ¿Qué sentido tiene mantener los horarios de hace un siglo?”

Los hijos de padres separados, tienen mayor riesgo de sufrir esta soledad. La mayor parte de las custodias monoparentales son hoy por hoy, ostentadas por la madre, que se tiene que incorporar al mercado laboral, si es que con anterioridad a la ruptura no trabajaba o si lo hacía quizá tendrá que aumentar el número de horas para dedicar al trabajo para compensar la falta de ingresos que supone el mantenimiento de un hogar con un sólo salario, puesto que la unidad familiar de antes se convierte en dos con el consiguiente gasto añadido. Esto genera, la necesidad de más ingresos, de más trabajo y en consecuencia supone menos tiempo para dedicar a los menores ; situación que todavía se agrava más cuando existe impago de pensiones por el progenitor obligado.

Por último, comentar que la soledad comporta para los menores, mayor riesgo de depresión, obesidad infantil y adicciones y promueve la falta de comunicación y el aislamiento.

Me gustaría invitaros a la reflexión sobre este tema. Creo que algo está fallando en las actuales estructuras familiares, que conviene revisarlas y adaptarlas a la nueva realidad.

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